domingo, 2 de noviembre de 2008

Lost Cause...

Hoy es el post 84, como el año en que nací, y hoy pasó lo siguiente:


> Buen día, me presento, mi nombre es Gerardo,
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> Hoy era una noche fria, en la que para variar escuchaba RMX, antes de dormir, o quedarme dormido. Escuchando una canción que acabo de descubrir, Beck - Lost Cause. En eso se me ocurre comentarle a una amiga, "Esa canción estaría genial en Galeria Nocturna", si todavía existiera. Sin estar físicamente en el mismo lugar, pensamos lo mismo, y una búsqueda en Google me llevo a este email. Esperando que el destinatario sea el correcto. De pronto muchos recuerdos llegaron a mi mente, de los días que corrian en el 2001. Yo estaba en prepa, y bueno creo que de las cosas mas determinantes de mi vida, pasaron en esas épocas.
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> Hoy 7 años después, agradezco al tiempo tener la oportunidad de poder escribir ésto, para externar mi agradecimiento, por tantas horas que estuviste en la radio acompañándonos, a mí y a mis mejores amigos que conservo hasta el día de hoy. Tengo todavía algunos cassettes con fragmentos del programa grabados, muchas canciones de mi colección de MP3 salieron de ahí, y son parte de mi soundtrack "de mi vida". Y ahora que recuerdo todo eso, es como volver a estar ahi.
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> Te comparto un breve cuento, que por esos días escribí en la escuela, recuerdo que hasta salió publicado, al día de hoy tal vez escribo un poco distinto, pero no dejé ese hábito, hehe
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> La última hora.
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> La noche llega como la conclusión de un día, y como el inicio de la esperanza de un nuevo amanecer. Es inevitable, como el nacimiento de un nuevo Sol.
> Es oscura, sola y extraña; convierte tus pesadillas en realidad y te lleva a través de mundos extraños. Lo más difícil de estos mundos, es que te hacen reflexionar lo bueno y lo malo de tus actos durante el día.
> Clift, es un muchacho que vive como los demás, los días y las noches, pero hace poco empezó a descubrir el misterio de estas últimas.
> Sus actividades pueden denominarse normales, ir a la escuela y regresar a realizar sus tareas. Su día comienza cuando aún no amanece, y termina antes de la media noche, cuando se pueden ver las estrellas y la luna, como un gran espectáculo, que puede admirar hasta el siguiente día, camino a la escuela.
> El sentía lo duro que es soportar la soledad cuando las luces se apagan, una soledad del alma, más que del ser mismo.
> Mientras terminaba con todo lo que tenía que hacer, no dejaba de sentirse solo. Buscó algo que lo acompañara, y encontró un radio y una frecuencia, como puesta por el destino para hacerle compañía.
> Mucha gente prefiere la televisión, pero no es recomendable observarla mientras uno realiza alguna tarea, además de que no tiene el valor que Clift descubrió en la radio.
> Al principio la escucho sólo para mantener sus oídos ocupados y alejados del triste silencio de la oscuridad, pero notaba algo extraño en lo que escuchaba, era un tipo de música que antes no sabía apreciar.
> Se fue sintiendo cada vez más acompañado por las canciones, por el mensaje que transmitían, y por la voz que las presentaba. Esa voz, de la cuál se sintió en un momento enamorado, la voz que él acomodaría en un ser humano perfecto, que te hacía viajar desde tu casa con tu bolígrafo en la mano, terminando los últimos problemas de matemáticas.
> Sin embargo, el ser material no le permitía a Clift escuchar la transmisión completa, tenía que dormir temprano para ir a la escuela, por más tarea. Se perdía la última hora.
> Un día Clift tomó un casete, de esos que más de alguno tenemos por ahí en nuestra casa, aunque ya sean algo viejos. Decidió que ese día atraparía a esa voz, si no para siempre, al menos hasta que él haya podido mostrarle a otra persona lo que él había descubierto.
> Y así fue como grabó un programa, que escuchaba cada día mientras estudiaba o se transportaba a la escuela.
> El último día, a la última hora, él tuvo su grabadora lista, tenía que guardar ese último momento en un lugar más que en su mente, escucho atentamente los consejos de esa gran mujer, que se retiraba de su oficio, llevándose su voz y la compañía de las personas que la escuchaban, Deseaba que cada palabra que transmitió haya dejado algo en cada uno de los que la escuchaban, y así fue al menos en Clift, al terminar la última hora, escuchada en una grabación, de regreso a casa, la tristeza del adiós fue aún mayor.
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>
> Gracias.

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