Hoy es uno de esos días que no me gusta como se fue formando.
Cuando todo en la mañana parecía estar bien, cuando mis planes iban ahí construyendose, como cartas se desploman después del medio día. Ahora estoy en esa etapa de inestabilidad en la que no sé que hacer. Ahi siguen los planes, pero yo no sé si estoy yo para ellos.
Tal vez solo debería de ponerme a trabajar y seguirle. No lo sé. Luego estoy en ese punto en el que no le veo mucho caso.
Nuevamente llorando enfrente de mi escritorio, esperando a que nadie se dé cuenta, mientras no hay nadie en éste día en que se supone que estamos dos.
Estar dos o uno, simplemente en la soledad que se vive cuando uno esta acompañado, dá practicamente lo mismo.
Espero que mañana, o en un rato más, cuando salga el sol, cuando empieze un nuevo día, ya las cosas estén mejor. Lo estaban la semana pasada, para todos a mi alrededor, y pues para mí, no me importaba mucho, tenía la esperanza de que así sería.
Hoy veo que no es así.
No es tan sencillo.
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